Proyecto de foto libro realizado en Tierra del Fuego año 2016
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Esta serie es sobre el viento y su velocidad. El viento y el hombre ausente, ocupado en sus quehaceres inextinguibles, fantasmas silenciosos en un lugar hecho de ecos.Eco de trampas. Eco de huestes. Eco de bestias marinas. Eco de fusiles.Esta serie propone escuchar desde los objetos señalados, los ecos del hombre luchando contra la naturaleza.
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Hace 20 millones de años la naturaleza formó un antropoide. Algunas personas lo llaman homo habilis. Él era en parte simio y en parte hombre, porque usaba herramientas y tenía imaginación. Para sobrevivir conquistó su medio ambiente y su organismo.
Gracias a la imaginación el hombre se volvió humano, no al martillo. El neardental era un antropoide más inteligente. Molía piedras y creía en la magia.
Este antropoide con un hacha o un computador permanecerá en nosotros. Tienen que recordar eso. Así llegamos a ser gente: gracias a la imaginación, los rituales, la magia, los instintos. No gracias a las herramientas.
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Tomando en su mano algunos residuos del mundo, el hombre ha podido inventar otro que es completamente suyo.
Desde el momento que intenta intervenir el orden en que está sumido, cuando empieza a clavar en la naturaleza compacta una punta, hace un corte que la divide y le da una forma, la industria primitiva lleva en sí todo su desarrollo posterior. El hombre de las cavernas que talla el sílex cuidadosamente y que fabrica agujas de hueso me asombra mucho más que el sabio constructor de máquinas. Deja de ser movido por fuerzas desconocidas para actuar por sus propias fuerzas. Antes, incluso en el trasfondo más profundo de la caverna, permanecía en la superficie de las cosas. Incluso cuando rompía las vértebras de un animal o la rama de un árbol, no penetraba en su interior, no tenía acceso a él. El utensilio en sí no es menos importante que el uso para el que se designa, tiene valor por sí mismo, es un resultado.
Está ahí, separado del resto del universo, inédito. Si el borde de una delgada concha posee un filo tan cortante como el cuchillo de piedra, este último no ha sido recogido al azar en alguna playa, si no que puede decirse que es la obra de un dios nuevo, la obra y la prolongación de sus manos. Entre el utensilio y la mano comienza una amistad que no tendrá fin. La una comunica al otro su fuerza viva y la configura continuamente. Cuando está nuevo, el utensilio no está rodado. Tiene todavía que establecerse entre él y los dedos que lo cogen una armonía nacida de la posesión progresiva, de gestos ligeros y combinados, de hábitos mutuos, e incluso de cierta usura. Entonces el instrumento inerte se convierte en algo vivo. Ninguna materia se presta mejor para ello que la madera, que vivió antes en el bosque, y que, mutilada, modelada para servir a las artes del hombre, conserva bajo otra forma su ductilidad y flexibilidad primitivas. La dureza de la piedra y el hierro, manipulada y manejada durante mucho tiempo, se diría también que se calienta y se doblega. Así se encuentra corregida la ley de las series que tiende a la identidad y que se ejerce en el dominio de los utensilios desde los tiempos más remotos, cuando la uniformidad de los tipos de fabricación facilitaban la amplitud del comercio. El contacto y el uso humanizaban el objeto insensible y, de la serie, se sacaba más o menos algo único. Quien no ha vivido con los hombres que trabajan con sus manos ignora la fuerza de estas relaciones ocultas, los resultados positivos de ese compañerismo en el que intervienen la amistad, la estima, la comunidad cotidiana del trabajo, el instinto y el orgullo de posesión, y en las regiones más elevadas, la inquietud por la experimentación. Ignora si ha habido una ruptura entre el orden manual y el mecánico, no estoy muy seguro, pero la herramienta en el extremo del brazo no contradice al hombre, no se trata de un garfio prendido a un muñón; entre los dos hay el dios de cinco persona que recorre la escala de todas las magnitudes, desde la mano del cantero de catedrales, hasta la mano de los pintores de manuscritos.
Focillon
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